del oriente al occidente,
del Pinar hasta Guantánamo.
Por calle del obispo,
van las niñas anunciando,
melodías del sol de mayo,
adornadas con tierno andar.
Se pone el sol,
dorando y bañando la terraza,
suenan las maracas y el son,
la alegría nocturna, en ciernes.
Se mandan a bailar,
a beber elixir de azúcar.
Y ya,
no doblan las campanas.
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