en un Falcon, de noche,
llevándolos a cualquier lugar.
Y allá los dejaste
perdidos que no dañados,
por motivos ajenos,
arquetipos pasados.
Quizás fue fruto
de un repentino cataclismo,
un derrumbe
o un desborde de pasión,
de algún modo previsto.
Y así nomás,
te llevaste mi vista
y el buen tacto,
dolores sin daño,
heridos sin sangre,
perdidos de nada,
ciego de vos.
Ay del sueño,
si sobrevivo es ya borrándome
ya desconfiado y permanente
y tantas veces me hundo y sueño
muslo a tu muslo
boca a tu boca
nunca sabré quien sos.- Ay del sueño, Mario Benedetti
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