Septiembre afila sus afiladas armas,
mientras que un agosto,
bendito y caluroso,
se apresura a apurar
sus últimos días de vida.
No sé como te explicaré, querida amiga,
que Septiembre y sus cafeteras
y sus mesas de hogar,
me atraen mil veces más
que la fina y escurridiza,
pero suave,
arena de playa.
Uno no son dos
si otro no quiere,
y por eso me alegro de ver caer
dos o tres hojas,
tímidas,
y vanguardias de su tiempo e incomprensibles.
Porque,
no se que ingenuo dijo,
que los árboles deshojados son tenebrosos,
y no cálidos.
Quién dijo que un abrigo al viento gélido,
incomoda.
Y quién fue el primero en quejarse
del sol, perezoso,
y sus apariciones más breves,
para prestarnos un cielo
de estrellas mucho más largas,
y más brillantes de lo que algún imbécil desearía.
"No sé como te explicaré, querida amiga,
ResponderEliminarque Septiembre y sus cafeteras
y sus mesas de hogar,
me atraen mil veces más
que la fina y escurridiza,
pero suave,
arena de playa"
A mí me pasa igual ;)