Hay días de esos en los que uno se levanta con ganas de no decir absolutamente nada de provecho en los que las comas y los puntos no son mas que cosas que pasan demasiado rápido como para asimilar el lugar donde deben estar colocados
Uno simplemente se pone a escribir sin nada que decir
mientras por la cabeza
se le cruzan miles de pensamientos inconexos y con proyecciones mil como si estallaran mil guerras al según y con todas las armas se fueran construyendo historias de alocado dramatismo y sangriento amor
son días de esos como en los que empiezas a pensar
que que mas dará todo si nada importa mas que lo que mas
quieras pensar en el instante previo al colapso mental
Con miles de fascistoides imponiendo hoy su criterio yo me río entonces de todos ellos mostrando los dientes al cielo y mi cara al césped sin más preocupación que el por qué de tanta locura impertérrita y común entre los hombres y mujeres de este mundo
con las ganas de escribir cualquier cosa sin sentido que adquiera su propio fin y camino a partir de las ganas de no decir absolutamente nada
por que te odiare y te querré tanto mientras los cientos de miles de millones de billones de terabytes que forman todas las estrellas se entrelazan como si fueran amigos o partes de un mismo parecer común
Sentados aquí y allá
en escaleras parisinas
o en adoquines portugueses me gusta quedar mirando las luces de las farolas mientras que me enciego con mis historias de mil locuras sobre el pavimento y a medio camino entre algún lugar y un punto de origen que aún estoy intentando concretar
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me encanta
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