Ayer, 157.766.400 segundos después.
Cuando saltó la baraja él se enteró con retraso.
Los recuerdos aceptaron su derrota e iniciaron la huída con una aparatosa y desordenada evacuación.
Viajó a los lugares comunes y no se reconoció. Vagó, trató de volver a descubrirse, encontrarse, y fue incapaz.
Ella sí entendía el juego, buscando entre los tesoros del pasado solo se encuentran postales amarillentas y monedas devaluadas.
Los ejércitos de la memoria emprendieron la retirada, hostigados por las guerrillas revolucionarias del olvido.
Quedaron los dos separados, con los pulmones llenos de alquitrán y la sensación de que la vida existe en otro lugar.
"Se fue dejando un rastro de confeti,
la luz del garaje encendida."
Quique González
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