Martínez no sabe si lo soñó o lo vivió, aunque para él, sostiene, ambas dimensiones se distinguen en pocas cosas. Sostiene en cualquier caso, que se encontraba hermosa como siempre, más canosa quizás, o más plateada en general.
Habla y sostiene que cuando se encuentran hablan de muchas cosas en poco tiempo. Sobre la larga distancia entre la primavera y el invierno, las espinas de abril o el frío de mayo. Y explica cómo hablaban sin hablar del tiempo y las estaciones o sobre cómo la vida continúa en cualquier lugar, y sin ellos en todas partes.
Continúa Martínez acerca de las asimetrías. Sobre los desniveles de unos y otros, la imposibilidad del azar, las idas y venidas y las improbables (que no imposibles) coincidencias.
Habla, antes de irse, de cómo sigue la vida (su vida, apunta), entre rutina y novedad, con las raíces de aquella, clavadas en la memoria.
El futuro se llama ayer.
Pedro Salinas
Pedro Salinas
Un placer volver a leerte
ResponderEliminarP.O.B
Digo lo mismo que P. O. B.
ResponderEliminarY recuerdo a Tabucchi.