La suya era una boca rica, amigo ¿Era esa su marca de cigarrillos? Insistía Colão en el tabaco mientras sonreía y comprobaba que su amigo hacía caso omiso a sus consejos clínicos. Era genial, sostiene y continúa Martínez, una boquita como pocas.
¿Entonces su boca es lo que más te gustaba? Martínez cuenta entonces que se quedó pensativo mientras pensaba en la pregunta de su amigo. Comenzó a explicarse varias veces sin éxito, pero poco a poco fue dando con las palabras que andaba buscando a tientas.
Era una especie de respiro, como un suspiro penoso, que dejaba las penas fuera, desterradas. Me dejaba secuestrar por su piel, continúa contando, como si los días, que pasaban como horas de lectura, corrieran sin dar señales de ello, encadenados.
¿Ella era música?Sí, responde Colão, pero lo cierto es que tardó en mostrarla a través de un instrumento, y es que su música, amigo, la llevaba con ella a todas partes, con sus gestos y su manera de tocar y sentir, allá donde iba sus melodías le asomaban por todas partes y las iba contagiando a las esquinas y terrazas.Sostiene Martínez que la música le salía por los ojos hasta en la forma de mirar, hasta en la intensidad de su sexo.
Martínez decía que cuando dormía junto a ella, en la curva de su cintura o abandonado a su vientre, de cuando en cuando se escondía en los bastidores de sus ojos cerrados, para besarla y verla sonreír con los párpados echados como persianas, sin saber que él la andaba mirando furtiva y directamente, que viene a ser lo mismo.
Pero de pronto corta su descripción y se queda mirando pensativo el cigarro que tiene entre los dedos, como si hubiera contado más de lo que hubiera deseado.
¿Estás bien, amigo? pregunta Colão.
Martínez le volvió a mirar de nuevo, y entonces prosiguió suavemente mientras sonreía. Juntos vivíamos el doble, como ganándole el tiempo al día.
Y sí, esta es su marca de tabaco.