domingo, 17 de julio de 2011

Barrido de Realidad Amorosa

El vacío lo inundó todo de golpe,
con el silencio y el apoyo infame,
del mal sueño y la inquietud.

Aterrizó de nuevo
en mis olvidados aeropuertos,
recordándome lo idiota
de mis esfuerzos,
y la inutilidad de la insistencia
del antes y el ahora.

Tras un duro paréntesis
de realidad y verdad en el ambiente,
alimentando anhelos inútiles,
inútiles, incluso,
de haber triunfado
en las batallas, que nunca
supe controlar.

Engañado con las migajas de siempre,
algo que podría hacer bien
y que nunca pudo ser.

Con la distancia primaria de los años de dos vidas sufridas y desfasadas, alejadas, por ciento de aires y tierras diferentes y por cientos de kilómetros inabarcables.


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miércoles, 6 de julio de 2011

Miradas

Hay besos que no
precisan mas allá de una mirada,
furtivos, sonrientes y
fugaces.

De mirar y no mirar,
moviendo las ilusiones
a través de callejas oscuras
y estrechas,

Sosteniendo la mirada y apuntalando la ilusión.

lunes, 4 de julio de 2011

Para los dos

Ese abrazo tuyo,
bajo y mullido al pecho,
con el amor y el calor
del cuerpo al cuerpo,

Encogiendo de miedo al terror,
y dejando paso a la paz,
portero de las buenas emociones.

Ese abrazo mio,
fuerte como el hambre,
alto y duro,
pero cálido como el sol
de una primavera recien cortada,

Queriendo proteger y querer
al amigo, al pariente y a tí,
que fuistes la que empezastes.

ese abrazo tuyo/mío/nuestro

sábado, 2 de julio de 2011

Esos Puntos suspensivos.

La pena podría inundar
y desbordar el mundo.

Nunca antes odié tanto
como amé al que
tenía delante de mí.

Y es que,
eres tú la insondable
profundidad de este lago de tierra,

con tus llamas, tus pasiones y tus penas,
que de tanto calentar,
me queman. En medio
del vapor de la difusa amistad
compartida.

Paz y remiendos,

con esa ambigua sensación
del amor a flor de piel,
y la lengua, presa
entre los dientes.


Te odio tanto
porque nunca imaginé
que la dependencia existía,
hasta que me presentaste
ese tambor que suena,
a ritmo constante, en tu pecho.

Te odio tanto porque nunca pensé, que la soledad, contigo cerca (a mi vera, delante, detrás, arriba o abajo),

se convirtiera en algo tan sumamente relativo