miércoles, 7 de junio de 2017

Desescribir

03:13 a.m. 

Entro en un supermercado buscando algo de comer. Son extraordinarios. A esta hora, los supermercados 24h lucen como un páramo inhóspito. Las estanterías aún están medio vacías, y una suerte de Legión menguada de reponedores, que cuestionan su suerte con los ojos, deambula de un lado para otro.
Aún me acuerdo del humo, atravesado de luz, que salía a primera hora de la mañana de un cenicero que coronaba una de las papeleras de Madrid. Un humo denso, solitario, de un cigarrillo industrial mal apagado que me saludaba desde la otra orilla de un paso de peatones.
Una cajera con ojeras, pensamientos lejanos y una luz de fluorescente que quema la piel y embrutece los ojos, me cobra un sandwich plastificado.

El estanquero me negó los sellos hace meses.

Te desescribo.

Comidas preparadas.
Ya no sé escribirte.
El whisky me arde, latido en vena.