sábado, 27 de octubre de 2012

"¡Venceremos!" El Potemkin como Filosofía


Insurrectos, rebeldes, insubordinados, ingobernables y románticos. Muertos de amor.

Los marineros del Potemkin decidieron tirar al capitán por la borda y bombardear el cuartel general de Odessa en respuesta a la masacre del Régimen. Pasara lo que pasara, los marineros del Potemkin decidieron ser libres, decidieron que la esperanza de la victoria efímera bien podría valer un exilio, una persecución e incluso la muerte.

El Potemkin es muerte y fracaso.

Pero el Potemkin es el despertar de la esperanza, el poso de la Humanidad. El Potemkin son la fraternidad y la dignidad insurrectas, perpetuadas en el exilio y el recuerdo. Potemkin es reconquistar las riendas de tu vida y compartirla con los demás. Potemkin es recuperar el sentido heroico de la vida.

Hoy, 107 años y casi 5 meses después de todo aquello, cabría la pregunta sobre quién venció cuando los marineros de la escuadra que tenía que hundir el Acorazado como represalia, decidieron que lo único que saldría de los cañones que apuntaban a sus camaradas sería el mudo silencio de la conciencia.

Me pregunto cómo podemos convertirnos en los marineros insurrectos de este Acorazado Potemkin que es la vida, para darle la vuelta al mundo, sacudirlo, y quitarle toda la mierda.

jueves, 18 de octubre de 2012

El beso de Gericault




Podría verte esta noche, y sin decir nada, como de costumbre cuando el absurdo mundo mira, infiltrarme a propósito en la negrura de tus pupilas.
Iniciaría esta noche la exploración de todas tus esquinas, de todos tus rincones y sitios desconocidos. Querría iniciar la humedad del alma, la libido del ser.
Quiero reestrenar tu alma, y sentir como un pulso débil, apenas audible, se acompasa incomprensible al mío. Sin aviso previo y recuperando su libre albedrío.
Quiero notar tu piel a mi piel desnuda, como si no existiera el tiempo, como si nunca fuera a dejar de llover por ahí afuera. Tus pesares a mis andamios, tus ruidos a los míos.
Esta noche prometería sobrellevar mis derrotas y procurar nuestras victorias, por nuestras penumbras de noches en vela, de persianas bajadas y cortinas echadas.
Quiero colonizar tu espalda. Explorar las plumas de tus edredones y anidar allí, tu suavidad con mi boca, tu cintura con mis manos, con mi saliva la tuya.
Déjame enredarme entre tus piernas, y albergar una mínima esperanza entre tus labios.

//Me quiero atrincherar/ entre tus pechos mágicos
/son tan sublimes y tan poco diplomáticos/
/soy un lunático, un payaso/
/antifascista como el Gernika de Picasso//


sábado, 6 de octubre de 2012

Muertos de Amor, 1848




Los verdaderos revolucionarios, los muertos de hambre de la historia, siempre han querido trasladar el mundo que llevan en sus corazones hasta el mundo real. Un mundo que el enemigo llama utopía, y por el que la dignidad insurrecta se levanta y cae cada día.

La utopía de los muertos, las utopías de la pasión desenfrenada.

La mujer que descansa inerte en el centro de la acuarela, será para mí el único amor platónico, mi único amor de pigmento y agua.

Los muertos de amor, y este grupo en concreto, descansarán para siempre sobre los adoquines de su barricada. Aún cuando de ellos no quede ni el polvo de sus huesos, permanecerán en la memoria pictórica del capitán de artillería Ernest Meissonier.

Un año después venderá esta obra a Delacroix, pintor de las obras heroicas de la Libertad guiando al pueblo, mientras que la Libertad esta ahora descansando inerte sobre los adoquines de La Barricada, durmiendo apacible con la utopía tirada y desparramada por el suelo, manchada de polvo y salpicada de sangre.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Palabras a golpe de pincel

Voy a sacarme estas palabras enquistadas sin orden ni concierto.
Me encuentro en combate monumental con mi alma, reventándonos las yemas de los dedos, arañando sentimientos insubordinados.

Echaremos un tequiero y un odio-te.

Te quiero tener espalda con espalda, piel con piel, cuerpo a cuerpo.

Mis planes de fuga eliminarán la línea, acabarán con el triste academicismo de la rectitud. Vamos a pintar un mundo libre, de colores y tonos vaporosos. Nuestras tempestades serán al gusto de Turner, y nuestras angustias serán el grito de Munch.

Vamos a inventar un mundo donde los sueños serán tan abstractos como un Kandinsky, formales como Mondrian y perturbados como Bacon.

Seremos insolentes como Blake, y mientras, Lautrec sonreirá y nos retratará en nuestro triste, minúsculo y encantador ático parisino, mientras nos desperezamos e iniciamos nuestras vidas tras el simbolismo de nuestras noches.

Te quiero tener espalda con espalda, piel con piel, cuerpo a cuerpo.

Quiero que me acompañes a un mundo sin lineas ni dibujo, donde tus ojos serán ventanas veteadas de color.