lunes, 12 de noviembre de 2018

Preguntas y respuestas

Lee la borracha que reponde:

“Un buen día,
no quedará nada de
esta tierra,
salvo ruinas
de hormigón,
sobre masas de espanto.”

-No te entiende ni Dios- le dice la una a la otra-.
-¿Se intuye una amenaza en mis ojos?
-Se intuye una perdición.
-¿Una perdida?
-No, una perdición.

Hacen un silencio mientras siguen dando varios tragos a los botellines. Habitan un sótano de taberna sin memoria, ni más recorrido que el que existe entre la barra y los baños.
La noche ya regresa temprano. Es octubre y hace frío. A la vuelta de la esquina sus casas, un poco más allá una patria añorada, imaginada mejor, totalmente extinta.

-¿Y una sonrisa? ¿Se intuye una sonrisa en mis ojos?
-Sí, eso sí.- responde la borracha con ternura.
-¿Será el alcohol?
-Seguramente.

A millones de kilómetros, se crea una estrella en la nube de Oort.

Las borrachas guardan un poco de silencio para sí mismas, envueltas entre el humo de sus propios cigarros.

-¿Hoy es Miércoles?
-Preguntas mucho… Sí.
-¿A qué hora entramos mañana?
-A las 8:30, toca reposición.
-Entonces… ¿Nos pedimos otra?

La borracha que responde mira a la que pregunta y después hacia su botellín con un ojo entrecerrado, calibrando la distancia entre los tragos que le faltan y las horas que les quedan para entrar a trabajar.

-Igual sí.
-Solo si quieres, eh.
-Venga, sí, voy.

La borracha que responde se levanta y va a pedir. La borracha que pregunta mira su botellín, le arranca la etiqueta, saca un bolígrafo y escribe tras la marca:

“Un buen día llegará,
en que no quede nada
y mis ojos sonreirán,

encontrando una razón.”

viernes, 22 de septiembre de 2017

Preguntan

Las mareas me preguntan.

Me abraza el viento,
Dice que viene de tocarte,
que ha mecido unos cabellos
sueltos en tus sienes.

Me devuelve lo que puede.
Se disculpa, es menos
de lo que le había pedido.

Dura el día, y
no soy capaz de escuchar
mis pasos que se esparcen
sobre andenes y letanías.

Me dice mi mañana
que no es diferente
ayer de hoy.
La Noche, que sonreías
como nunca.

Eran sueños de ayer,
en un lugar distante,
con olor a playa
y a tormenta que llega.



miércoles, 7 de junio de 2017

Desescribir

03:13 a.m. 

Entro en un supermercado buscando algo de comer. Son extraordinarios. A esta hora, los supermercados 24h lucen como un páramo inhóspito. Las estanterías aún están medio vacías, y una suerte de Legión menguada de reponedores, que cuestionan su suerte con los ojos, deambula de un lado para otro.
Aún me acuerdo del humo, atravesado de luz, que salía a primera hora de la mañana de un cenicero que coronaba una de las papeleras de Madrid. Un humo denso, solitario, de un cigarrillo industrial mal apagado que me saludaba desde la otra orilla de un paso de peatones.
Una cajera con ojeras, pensamientos lejanos y una luz de fluorescente que quema la piel y embrutece los ojos, me cobra un sandwich plastificado.

El estanquero me negó los sellos hace meses.

Te desescribo.

Comidas preparadas.
Ya no sé escribirte.
El whisky me arde, latido en vena.

lunes, 31 de octubre de 2016

Manchas de tinta azul


-Y aquí el personaje se da cuenta de que la quiere- dijo mientras apartaba sus manos del papel y las llevaba a la cerveza.
Mientras él bebe, ella se fija en las manchas de sus dedos.
-Pero es raro, ¿cómo lo va a saber ella?
Ahora él fuma y la mira. Pierde el habla un momento. Interroga con la mirada.
-Quiero decir. Si siempre han estado con ideas opuestas y sus ideas son antiguas...
Mientras, él pedía que no le entendiera, solo que se emocionara.
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"Una vez se habían encontrado en un paso de peatones. Se habían reconocido, pero se saludaron como dos extraños. Ella había visto la tierra y él las velas que anunciaban el casco de los galeones."
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Las posiciones son contrarias pero las ideas son antiguas.
Los dedos seguían manchados de tinta.
Sacó un cigarro y lo encendió.
"Ahí es cuando él se da cuenta de que la quiere."
"¿Y ella lo sabe?"
"Eso da igual."
"No puede dar igual."
Ella mira entonces los anillos de sus dedos, reales e imaginados. Fuma.
"Da igual en ese momento, porque lo sabe de antes. Han pasado años y está más viejo. Ella lo sabe." se reafirma.
A pesar de la cerveza sus gestos son seguros.
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-¿Y si ella hubiera muerto?
-Solo preguntas tonterías. La cuestión es que la quiere. No importa si no se entiende- afirma-. Él la quiere, y ella le mira los dedos manchados de tinta. Y tras años sin fumar, de repente, le apetece un cigarrillo.
Ella entiende que tiene que quererle y le mira, con sus dedos manchados de tinta azul, sus cañas vacías y su cigarro a punto de consumirse.



lunes, 21 de diciembre de 2015

Retales



Si nos separan unos pocos metros de acero y asfalto. Adoquines levantados.
Si mis ojos no resisten los cabellos que golpean.
Si se me funden los sentidos en un crisol y enloquece el invierno.
Si se deshace el hambre, la sed y el tiempo.
Si fluye la música entre los barrotes de papel.
Si nunca darse a la fuga fue tan fácil.
Qué le voy a hacer.

Dos aguijones me trillan el pecho.

Se me queman los pulmones y me arden las venas en el whisky de quererte tanto.


domingo, 29 de noviembre de 2015

Domingo



Amaneció la tarde, terminó de escribir y lo envió a publicaciones.

La noche volvía temprano y él salió a comprar cigarrillos.
 
Fue por la Plaza de la Luna y entró en la Calle Desengaño, donde le silbaron al tiempo que él sonreía nervioso y pasaba de largo con el corazón entristecido.

En un paso de peatones de Gran Vía empezó a desconocerse.
 
La estanquera de los domingos le vio y él solo tuvo que entonar, no sin algo de resignación, un “Lo de siempre” con un subtexto que la mujer no era capaz de imaginar.

Deshizo el camino y le pareció que iba pisando algo que se le había caído al cruzar el asfalto en el viaje de ida.

A la vuelta sintió que sus pasos se volvían pegajosos por la Calle Desengaño, esta vez sin silbidos porque la policía andaba cerca.

Llegó a casa y encendió un cigarrillo. 

Seguía siendo temprano y la noche ya era cerrada.

De pronto algo faltaba en lo que había escrito y enviado a publicaciones. 

Le dio vueltas sin lograr encontrar cuáles eran las palabras extraviadas.

Cuando se durmió, ya era lunes.

Había vuelto a fracasar.