jueves, 26 de enero de 2012

D(e)udas

Las deudas son algo que a veces no desaparecen, por puro vicio cebado de intención.
Las hay que crecen por masocas, se alimentan, vuelan y se estampan como letras rayadas contra el techo.
Hay deudas preciosas, embaucadoras, lentas y lunáticas, cautivadoras...
D(e)udas con mi corazón, por tu suavidad y tu espalda, por tu boca, por tu sexo, tus brazos, y por tu piel

martes, 17 de enero de 2012

Tender is the night

La cubierta del Blue Coast, uno de los barcos de recreo más frecuentados por las familias de clase media-alta de toda Europa y Norteamérica, era barrida suavemente por una brisa estival, fresca y suave, acompañada por el leve murmullo de los motores, y el agua rasgada por el avance del crucero. El ruido de los motores era apenas audible, y las sombras de las grandes chimeneas, que habían disminuido su humear hacía unas horas, proyectaban unas sombras que oscurecían la parte de la cubierta donde yo me encontraba esperando, de pie e impaciente, a que ella llegara.

Me apoyé con los codos sobre la barandilla y me encendí un cigarrillo. Desde aquel lugar podía escuchar el ruido de la fiesta, la música, el Champagne descorchándose, los gritos y las canciones que mis familiares cantaban, ya con una borrachera considerable,afanándose en pasarlo bien antes de volver a sus vidas en el lejano continente americano. Delante de mí se extendía el Mediterráneo, nocturno y veraniego, con su quietud de aguas característica y su suave brisa salina. De improviso, unas manos me abrazaron por la espalda y yo, casi instintivamente, tiré mi cigarrillo al mar y sonreí.

-Ya creía que no ibas a venir nunca- dije suavemente mientras ella apoyaba su mejilla en mi hombro, melosa.

domingo, 1 de enero de 2012

Preámbulo

Nos fundimos en un beso largo, para después quedarnos un poco atontados.

-Bueno, pues querrás descansar ¿Verdad?- dijo ella pícara.
-La verdad es que no estoy demasiado cansado-sonreí.
-Ah, ¿No?
-No- dije mientras mis dedos comenzaban a juguetear con el tirante de su vestido verde- Podríamos aprovechar lo que queda de noche.
-Bueno, pero mira que eso es poco tiempo- dijo mientras me tocaba con sus labios mi cuello y me rodeaba con sus brazos.
-Pues mejor. Así podré darte las buenas noches y los buenos días en el verde de tus ojos.