viernes, 26 de agosto de 2011

No se cómo explicar y no se cómo encontrar

No se como explicar,
que, a veces,
prefiero las pieles blancas,
que huyo de la rutina para entrar en otras
y que prefiero ciudades frías
a los cálidos destinos estivales.

Que al final echo de menos los males de amores,
igual que un desintoxicado echa de menos
los traicioneros amores que emanaban
de sus agujas envenenadas.

No se encontrar,
frontera o límite entre
tu piel y mis manos,
mi tacto y tu quietud,
no se cuando empiezo a acercarme demasiado
ni cuando me acerco lo suficiente para mí/tú.

Si te encontrara bien,
No sería yo de los que te prometiera
grandes destinos donde gobierne el buen sabor de boca
y lo empalagoso de besos de azúcar y tierras de ron.

Yo podría navegarte por canales trémulos,
abriendo válvulas que una mentes
y arroyando e inundando las penas y alegrías por igual,
desde la cima hasta el mar,
arrasando con todo aquello que nos oprima.

Aquello que puedo y hago de verdad

Pulir las baldosas
de suelos aeropuertos y estaciones de tren
con suelas de goma que no abrasan
y solo rozan lastimeramente.

Hartos los dos de las cuchillas
clavadas por nosotros mismos en la espalda,
y con las penas habiendo ya aflorado,
más de una vez,
desde los lacrimales a tu barbilla,
y siguen emboscadas a traición las controversias
y las malas emociones, a lo largo de este camino
incierto y estimulante.

Creo que no podría encontrar las palabras claves que me servirían para darme cuenta de que no sé cómo explicar aquello que siento, y que la perdición empieza por uno mismo desde las propias ventanas de los ojos tímidos enganchadas por un ligero trozo de tela que se hace resistente al tiempo y que no deja ver si quiera la evidencia de aquello que tenemos delante y podemos escribir de manera casi inconsciente y dormida.

2 comentarios: