miércoles, 21 de diciembre de 2011

Opress by the figures of beauty

Cada vez que apareces en un sueño, parece que es para alquilar una habitación individual en mi mente, aunque solo sea por unos pocos días.

Ya se acabaron las largas estancias en salas comunes, los largos paseos calle arriba, calle abajo y las travesías en metropolitano de tu estación a la mía. Ni mi amarrar en tu puerto ni las noches de teclado, auricular o lengua se salvan de esta purga.

Tus visitas no son más que rellanos de esta escalera, este camino hacia el suelo desde el mundo de las ideas a lo terrenal, que se interrumpe y reanuda constantemente cuando termina otra serie concreta de escalones.

Poco a poco, peu à peu, sin más, llegará un momento en el que quizás ni nos acordaremos de la existencia del otro, de la antítesis de esta tesis reforzada.

Te recuerdo, sí, te evoco en cada rellano de escalera, en cada descansillo.

No eres más que una ilusión, una ilusión fundada en sólidas bases, pero una ilusión a fin de cuentas.

Me dispondré a seguir pisando escalones para que tu hagas el chek-out y te marches de mi pensión de mala muerte, lo dejaré pasar ahora, pero en un futuro no habrá deseo o zaguán que te mantenga cerca más de la cuenta.


Vamos allá. Creo que es la primera vez en mi vida en la que subir, se tornaría mil veces más fácil que bajar, pero toca bajar, los tiempos de ascenso parecen ya lejanos.

Al menos, estas visitas traicioneras, cada vez ocurren con menos frecuencia

Buenas noches, chica.


Try to kill it, all away,
But I remember, everything.

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