jueves, 18 de octubre de 2012

El beso de Gericault




Podría verte esta noche, y sin decir nada, como de costumbre cuando el absurdo mundo mira, infiltrarme a propósito en la negrura de tus pupilas.
Iniciaría esta noche la exploración de todas tus esquinas, de todos tus rincones y sitios desconocidos. Querría iniciar la humedad del alma, la libido del ser.
Quiero reestrenar tu alma, y sentir como un pulso débil, apenas audible, se acompasa incomprensible al mío. Sin aviso previo y recuperando su libre albedrío.
Quiero notar tu piel a mi piel desnuda, como si no existiera el tiempo, como si nunca fuera a dejar de llover por ahí afuera. Tus pesares a mis andamios, tus ruidos a los míos.
Esta noche prometería sobrellevar mis derrotas y procurar nuestras victorias, por nuestras penumbras de noches en vela, de persianas bajadas y cortinas echadas.
Quiero colonizar tu espalda. Explorar las plumas de tus edredones y anidar allí, tu suavidad con mi boca, tu cintura con mis manos, con mi saliva la tuya.
Déjame enredarme entre tus piernas, y albergar una mínima esperanza entre tus labios.

//Me quiero atrincherar/ entre tus pechos mágicos
/son tan sublimes y tan poco diplomáticos/
/soy un lunático, un payaso/
/antifascista como el Gernika de Picasso//


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