lunes, 12 de noviembre de 2012

En algún lugar entre Baudelaire y Bukowski

Ven acá, cara sucia, no tengas miedo y dame la mano. ¿Te apetece dar un paseíto por los arrabales del alma de esta ciudad pesada y fea?
Yo la verdad es que estoy un poco asqueado de tantos viajeros y transeúntes.
Podríamos irnos al campo a buscar un monte en el que huir del sonido mañanero, de las bocinas de los coches y de las sirenas impertinentes de ambulancias y policías.

Podría guardar todo mi mundo en tu ombligo,
y guardarnos también las noches entre estancos de tabaco abiertos las 24 horas, y las botellas vacías que compramos en destilerias turbias como el aire que respiramos sin querer.
Podríamos besarnos en los callejones mugrientos, y tumbarnos las tardes a la sombra de los monumentos de las grandes avenidas del mundo, a la vista de los animales, que curiosos, nos miren sin entender,
sintiendo nosotros por ellos la envidia que les daría nuestro amor, si supieran de ello.

Ven, sucia, y andemos un viaje de ida y vuelta al Infierno,

y al final, en este asiento duro de madera,

se encuentra mi alma sentada sin pena ni gloria.


Mi alma tirada en este triste agujero de ciudad,

en este triste rincón, del parking de autobuses del aeropuerto de

Madrid.











2 comentarios:

  1. Dos grandes rincones entre los que moverse, sin duda. Y Madrid, que inspira. Un placer ;)

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  2. Brillante y muy acertado el título, si señor.
    Un saludo

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