lunes, 3 de diciembre de 2012

Salida de Emergencia

Ven, le dije, ponte aquí, solo tienes que enfilar bien el pasillo y confiar en mí ¿Ves la ventana, visualizas el salto, la luz? ¿La que entra por la ventana del fondo? Sí, ésa, enfílala. ¿Qué tengo que hacer? Lo primero, armarte de valor, ¿Tienes valor suficiente? (Y una duda cruzó como una centella sus ojos). Tienes que enfilar el pasillo y correr lo más rápido que puedas, tienes que romper la barrera de la racionalidad, tienes que visualizar el salto. ¿No me voy a hacer daño? Solo si piensas, si te decides a correr, no pienses, no puedes dejar que asome ni un solo pensamiento. ¿Qué pasaría? Eso no importa ahora, porque lo harás bien, solo concéntrate, y acepta que a partir de aquí no sabes nada. ¿Y cuando salte? Pues cuando pises el alfeizar tuerce a la derecha, que yo te recojo desde mi habitación ¿Puedes estar en dos lugares a la vez? Claro que sí ¿Acaso no estoy ahora mismo en tu mente y allá? Prepárate y corre ¿Y si lo hago mal? Pues te habrás tirado al vacío de lo desconocido, que es como un pozo que no se sabe ni cuantos metros se acerca al infierno ni si tiene agua para amortiguar los golpes.  Yo no quiero que me pase eso. Pues no lo pienses, le dije, no pienses más y corre. Y ármate de valor, y si dudas, ni lo intentes y olvídalo todo.



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