jueves, 14 de febrero de 2013

12-2-13


Qué fácil sería
que vinieras de improviso,
sin importar la razón
o el motivo.

Qué fácil sería,
si nos mirásemos
con verdad a los ojos,
pero aquí nadie mira.

Sigue teniendo la calle
ese estar sin nosotros,
ese tinte de tristeza
en las esquinas de la tarde.

Siguen los cafés,
cruelmente solitarios

con esta sequía de amor,
mientras el Mundo espera
que alguno se baje,

pero no te bajas,
pero no me bajo.

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