lunes, 11 de febrero de 2013

8-2-13



Mis sueños están 
impregnados de violencia,

si mi cuerpo no nota
entre las frazadas,
mis anhelos de piel
ni el alma de tus ganas.

Quizás fue culpa
de inútiles pretextos,
fútiles divagaciones,
que no supimos encontrar
el huequito reservado
de nuestro infierno florido.

Sos, quizás,
la mejor sorpresa,
el extraordinario golpe
de suerte extrema

de meses, el mejor
de los rostros diarios.

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