domingo, 27 de enero de 2013

Tus ojos son... me basta.

Llegas destilándote, las esencias propias de tu cuerpo menudo, mientras marcas aquello que miras con tus ojos. Dos almendras negras como el betún, capaces de cortar la realidad y entrar en las profundidades, capaz de conectar con lo más hondo.
Voy a hacerte un huequecito en algún lugar, algún sitio donde pueda echar toda mi pila de sentimientos tuyos, y es que menuda mirada, chica.
Dejaré que fluyan las fuerzas, los impulsos, que la realidad siga avanzando, que se recree y revuelva todo, nada sujeto a la racionalidad. Que mientras queden tus ojos, el brillo reflejado en la profundidad de tus pupilas, habrá un resquicio de luz, la esperanza suficiente rasgando el cielo sobre las palabras de los mil profetas del Fin.

                                                      

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