domingo, 28 de agosto de 2011

Dedicado a la noche del 28

Septiembre afila sus afiladas armas,
mientras que un agosto,
bendito y caluroso,
se apresura a apurar
sus últimos días de vida.

No sé como te explicaré, querida amiga,
que Septiembre y sus cafeteras
y sus mesas de hogar,
me atraen mil veces más
que la fina y escurridiza,
pero suave,
arena de playa.

Uno no son dos
si otro no quiere,
y por eso me alegro de ver caer
dos o tres hojas,
tímidas,
y vanguardias de su tiempo e incomprensibles.

Porque,
no se que ingenuo dijo,
que los árboles deshojados son tenebrosos,
y no cálidos.

Quién dijo que un abrigo al viento gélido,
incomoda.

Y quién fue el primero en quejarse
del sol, perezoso,
y sus apariciones más breves,
para prestarnos un cielo
de estrellas mucho más largas,
y más brillantes de lo que algún imbécil desearía.


1 comentario:

  1. "No sé como te explicaré, querida amiga,
    que Septiembre y sus cafeteras
    y sus mesas de hogar,
    me atraen mil veces más
    que la fina y escurridiza,
    pero suave,
    arena de playa"

    A mí me pasa igual ;)

    ResponderEliminar