domingo, 25 de septiembre de 2011

Reflexiones de la noche de las persianas bajadas

A veces, los clavos se sacan unos a otros sin quererlo, sin pensarlo y con el calor raudo de cuatro o cinco lágrimas traicioneras.

Hay veces que te desintoxicas de no verla, de no sentirla cerca y de perder de vista aquellos ojos. La opacidad de su recuerdo quita la ilusión y con la ilusión desaparecida, el olvido se abre paso para invitarte a tomar una caña en algún bar tranquilo, aburrido y de agridulces derrotados. Dejas de correr detrás de lo que buscabas y comienzas a otear otros destinos con un sucio y oxidado catalejo.

Pero, no dudes, que si por algún afortunado casual, vuelve a aparecer, no parecerá tanto el olvido, no sentirás ningún clavo en otro, que esas supuestas cuatro o cinco lágrimas se perdieron por estúpidas, parecerá poco el tiempo sin verla, y que aquellos ojos volverán a estar a la vista, el olvido enmudecerá y huirá desordenado, el detenerte no fue más que una parada en boxes para correr con más fuerza,

y te volverás a estremecer como siempre cuando vuelvas a ver los viejos puertos de destino

1 comentario:

  1. No sé muy bien como he llegado a "Sienaspirit". Llevo ya unos años en esto y no es fácil encontrar gente joven hoy en día que escriba de tal manera, sin miedo a la mirada ajena, y con una literatura tan falta de prejuicio. Es de admirar la valentía con la que lanzas tus versos sin miedo al escarnio y la mofa. Por eso y aunque en mi opinión tus versos estén cargados de una pseudo-filosofía prepúbere y crepuscular, que encuadra más en una imberbe publicación de kiosko que en el mundo de la trova, da gusto encontrar jóvenes que empleen su tiempo en tan sanas aficiones.
    Un saludo.

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