miércoles, 12 de octubre de 2011

Desquites para Siempre

Tengo dos hojas pequeñas,
amarillentas del ayer y el hoy.

Que por nuestro descuidado jardín,
corren descabezadas las palabras,
jamás dichas en apresurarse a salir.

Tengo dos hojas en blanco,
de papel amarillento,
sobre los que no cabría escribir versos,
de una belleza como la tuya,
dolida.

No quedan en esta isla desierta
más árboles de sombra y agua,
ni más anhelo de sexo caliente, ni de paseo,
ni de cantar.

Al menos, tuyo el deseo desierto,
tuyo es todo, pues yo no quiero nada
del pasado, ni siento ni quiero padecer.
Todo te lo dejo para que lo amoldes
y laceres inútilmente a tu aire y espectáculo.
para que los lleves por tus cauces tubulentos.

Pero, al menos,
déjame pedirte, solo una cosa.

Y es que empieces
cuando no quede de mí,
más que el sonoro recuerdo,

del portazo de salida.

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