lunes, 24 de octubre de 2011

Fragmento: Reencuentro

Y colgó, y ahí fue cuando yo empecé a ponerme algo nervioso, tantos años sin vernos, casi diez, y ahora, así de pronto, estaba conmigo en mi ciudad, y me avisaba. Hacía tanto que no la veía que toda ella se me había descolocado un poco, como cuando dejas de ver a alguien por mucho tiempo y se te van moviendo sus facciones y gestos. Algunos me dijeron en su día, entre ellos el muerto, que eso se llama olvido, pero ahora eso no importaba demasiado. No esperaba que fuera la misma, me sentí de pronto como un náufrago que se encuentra en medio del vaivén de las olas una balsa inestable que formaba parte de su barco hundido y sobre la cual debía tirarse a morir.

Seguí bajando la calle hasta que llegué a la plaza. La divisé en seguida, ayudado también por la brasa del cigarrillo que tenía entre sus labios. Me acerqué intentando machacar mi nerviosismo con cada paso que daba hasta que me planté justo enfrente de ella, y me quede mirándola sin más, sonriendo. No había mucha luz, pero podía advertir el perfil de sus facciones gracias a alguna farola no muy lejana. Se me fueron quitando los nervios, me reafirme ante su sonrisa y ella se levantó y me abrazó con esa fuerza enmudecida, tan suya.

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