domingo, 13 de septiembre de 2015

III (VIII)


Despertó sin nada.

Salió de la corrala del corazón de aquella, donde hay una letra en cada puerta y una sola historia para todas las pieles.

Entre las calles, iba fundiendo los rostros en busca de los andenes.

Pulmones malheridos.

Plomo en la memoria.

Así la veía caminar y esfumarse en el mismo suspiro. Y aparecer entre las grietas que abre la resaca en las persianas.

Sábado que rebosa domingo en todas partes.

Entre los restos de un almuerzo precocinado y el humo de las velas, vivía la vida que había dejado sin beber.

Y por allí pululaba el recuerdo de aquella, mendigando monedas para volver al horizonte del mar o un pasaje de regreso a casa.



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